Son las ocho y media, es sábado,
Está dormido el vecindario,
Me ha despertado una zoleta.
El café me está llamando
Voy derecho a la cocina,
Hay molletes en la mesa.
Mi Abuela que es mi vecina
Dice que qué quiero luego,
Que me haga de comer.
Hazme tú lo que tú quieras.
Tortillita bacalao.
El abuelo está en la puerta,
Me quedo hablando con él.

El Sol en la cara,
Cuando voy para el pueblo.
Adiós Paco Pinos,
Montado en su moto.
Resuena un silbido,
El cruce en silencio
¿Ay quien habrá sido?
Maldito este loro.
Cargada del huerto, Cebollas, patatas,
Ay Juani, ¡Dios mío!, ¡Qué valor!
Giro la cabeza, ¡La misma nobleza!
El marqués saluda en el balcón.
Buenos días Mari Eva, Antonio en la puerta
Poda el limonero.
Paca con la muleta, saluda diciendo,
Como está el tiempo.

Rafael, Rafalito,
Resuenan los gritos
Al lavadero llegar.
Bebo agua bendita,
Manolo el playero
Sonríe al verme cantar.
El porche me espera,
Jorge luego llego.
Hola Anita Mari,
¿Está tu marido?
Suenan las perdices,
Calla Pepe el Guardia,
Mi tío Zuni en la fuente,
Se para conmigo.

En la puerta escondida
Fabiola vigila
Al que se atreve a pasar.
Mi tía “Narao”, Está en la cocina,
Se sorprende al verme entrar.
Mariquita con su charla.
Tranquilita en la sombra
No deja que la abandone,
y allí me quedo escuchando
siempre sus mismas historias,
sudando a borbotones.
Dejando atrás el Carnero,
Y su perla, la bodeguita,
Me cruzo con la señora
De las Lajas, con Paquita.
Huele a libro en barbecho,
Mil vidas que en ellos no caben,
Ahora después a la vuelta,
Llegaré Anita Calle.

Subo la Calle del cielo,
Mi calle, la Calle del Tajo,
Esa que subo contento
Y luego con pena bajo.
Josefita al sol por el frío
Charlando con Isabel.
Rosario en el poyo Rosa
Hace tiempo que no me ve.
Abuelo, ve a la otra casa
Que con la abuela me quedo.
Me voy ya que son las una.
“No paras chiquillo quieto”.
No discutas José María
Que ahora cojo la guitarra
Y tú, “Narao”, no chinches,
Devuélvele eso a Rafa.
Miguel ya se ha ido.
Las dos me llama mi madre.
Siempre que me voy, me despido
Aunque vuelva luego a la tarde.

Quédate tú con las playas,
La sierra, el vino los cantes,
Y luego acuérdate un rato
Del himno de Blas Infante.
No me hace falta un día,
Cuando tengo el calendario,
Y me siento afortunado
De lo que hacía a diario.
Que yo no quiero balcones,
Que yo no quiero macetas,
Tan solo quiero a la gente,
Que son mi verdadera tierra.
Cuando escucho Andalucía,
No lo sientas como un ataque,
Perdóname tierra mía,
Tan solo pienso, en Montejaque.