La Peste

JUAN DE CASTRO  ||  Montejaque   | EL HACHO 40

He elegido esta novela porque creo que es un claro ejemplo de literatura “universal – atemporal” que cuenta una historia que encaja en un contexto de confinamiento por una epidemia como el que acabamos de vivir. Es una novela que requiere ser leída y releída al menos en tres ocasiones ya que es la única manera de llegar a deshilar la madeja de acciones, metáforas continuadas e intencionalidad de su autor.

No voy a hacer una sinopsis de la obra porque en el internet podréis encontrar todo lo necesario para motivaros y activar el deseo de leerla. Sí decir que la primera vez que la leí, allá a finales de los setenta, sentí algo a lo que no estaba acostumbrado, no sabría cómo explicarlo: miedo, tristeza, incertidumbre…; ahora lo describiría como ese algo que te hace sentir lo pequeños que somos y lo poco que representamos.
La Peste esconde un trasfondo político-social contemporáneo, donde y cuando todos sabemos de la tragedia qué está ocurriendo pero ninguno queremos hablar demasiado de ello.
Se han realizado casi tantas ilustraciones de portadas como ediciones ha tenido pero yo he utilizado ésta porque es la primera que leí y durante un largo tiempo tenía esas extrañas sensaciones cada vez que veía el libro en mi estantería.
Quiero acabar esta reseña con algunas frases que me impactaron desde el principio: “Tarrou había perdido la partida, como él decía, pero él, Rieux, ¿qué ha ganado? Él había ganado únicamente el haber conocido la peste y acordarse de ella, haber conocido la amistad y acordarse de ella, conocer la ternura y tener que acordarse de ella algún día. Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo. ¡Es posible que fuera a eso a lo que Tarrou llamaba ganar la partida!

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