Literatura en las Aulas

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CLAUDIA SAN MARTÍN |  DIARIO SUR. Martes 23 de junio

Literatura en las aulas: Escuela de articulismo celebra su quinta edición reconociendo a tres malagueños

Este premio, impulsado por Fundación Alcántara y Fundación La Caixa.
Reconoce la creatividad de tres jóvenes de institutos de Ronda, Coín y Rincón de la Victoria

MÁLAGA. Al plantarse ante un folio en blanco el planteamiento es sencillo: ¿Tengo algo guardado que quiera expresar con palabras? Si la respuesta es afirmativa, uno ya ha transitado un tercio del cami­no. Algo similar debieron pensar los estudiantes que ayer se lleva­ ron a casa el premio ‘Literatura en las aulas: Escuela de Articulisrno’, que promueve la Fundación Al­cántara y la Fundación ‘La Caixa’,

A esos participantes de algunos institutos de Andalucía y Ceuta y Melilla se les pedía lo siguiente: un texto redactado por ellos mismos, que originara pensamiento críti­co y con el que sacaran el periodista y escritor que llevan dentro. En esta quinta edición de unos pre­mios muy especiales y de recono­cido prestigio para los jóvenes, tres, en concreto de la provincia Mála­ga, se llevaron el galardón y un regalo en forma de iPhone o iPad para seguir explayando su creatividad periodística de forma más profesional.

El patio del Museo Carmen Thyssen aguardó un evento acogedor con todas las autoridades que han hecho posible que un afio más se premie el talento juvenil, pero también las profesoras de esos alumnos premiados y sus fa­miliares. Entre más de 600 artícu­los presentados (gracias a los más de 50 talleres impartidos), el de Alexia Pinos, estudiante del IES Martín Rivero de Ronda, recibía el primer premio por su reflexión acerca de las redes sociales y los cánones de belleza absurdos e impuestos a través de los filtros y los ‘likes’, El segundo reconocimien­to se lo llevaba Ramón Ortega, de Novaschool Añoreta. en Rincón de la Victoria, quien mostraba en ‘No crea en sí mismo’ su consciencia sobre la autoestima y las barreras impuestas a quienes quieren cre­cer más allá del suelo.
David Lozano, del Colegio Cooperativa Nuestra Señora de Lourdes de Coín, obtenía el tercer pre­mio gracias a un texto elaborado con mucha pulcritud sobre la censura de obras pasadas que no tie­nen validez en la actualidad. Este chico de 14 años recordaba, ade­más, la importancia de galardones de este calibre para los jóvenes, respaldados siempre por sus profesores y profesoras de Lengua y Literatura, a quienes todos agradecieron su esfuerzo durante un curso de incertidumbre y algo de miedo, pero siempre con el corazón latiendo hacia la creatividad.

Foto de familia de las autoridades y organizadores de la Fundación Alcántara y la Fundación ‘La Caixa’, de la Junta de Andalucía, junto a los galardonados, familiares y profesoras de los centros escolares. FRANCIS SILVA

Sin Retoques

ALEXIA PINOS

Deslizo mi dedo por la pantalla de mi móvil otra vez. No sé si lo hago por interés, por costumbre o por aburrimiento, pero aquí estoy en mis redes sociales un día más. Justo en este momento recuerdo un titular que leí hace unas semanas: las redes sociales nos hacen más infelices. Al principio lo dudé, pero tras pensarlo me di cuenta de la realidad. Las redes sociales influyen negativamente en nuestro estado de ánimo y autoestima.
Seguimos a esos influencers con vidas perfectas, que nos muestran cómo tenemos que vestir o lo que debemos comprar. Vemos sus viajes y lujos desde nuestro sofá y nos frustramos cada vez más. Observamos sus perfectas medidas, rostros impecables y no podemos evitar compararnos y acomplejarnos por no poder ser como ellos. Y la realidad, que pocos saben, es que ellos tampoco son perfectos y que si viéramos sus fotos antes de pasar por los estrictos retoques, comprobaríamos que no son tan distintos a nosotros.
En la actualidad, contamos con numerosos tipos de filtros que modifican nuestro rostro instantáneamente. ¿En qué momento se ha decidido que nuestro rostro no es lo suficientemente bueno como para no necesitar estos filtros? Empezamos usándolos por curiosidad y acabamos siendo incapaces de prescindir de ellos. Me pregunto por qué no podemos mostrarnos tal y cómo somos.
Ojalá nos valoráramos lo suficiente como para que nada de esto nos influyera. Sólo así comprenderíamos que no necesitamos aparentar lo que no somos, ni adornar nuestras vidas, ni avergonzarnos de nuestros cuerpos. Que lo que realmente importa es lo que tenemos dentro y eso no se muestra en imágenes con retoques. Lo transmitimos y reflejamos día a día. Es eso lo que nos hace ser nosotros mismos, únicos, especiales.
Y, ¿por qué no?, perfectos.

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