DIEGO HIRALDO   ||   Montejaque   |   EL HACHO 41

como se dice en la biblia tengo la sensación de que con este articulo voy a predicar en el desierto, no en el desierto literal, sino en el desierto de quien no quiere escuchar a nadie, tan solo así mismo y a sus intereses, es decir a la gran mayoría de la sociedad actual y sálvese quien pueda. Pero por fin llega la Navidad, días de celebración, de reencuentros, de estar con la familia, de comprar cosas, de beber, de cantar, que bonita es la Navidad; sin lugar a duda para mí las fechas más entrañables del año (parezco el cura dando la charla de los Domingos). Y todo eso es verdad, porque la vida esta para vivirla y disfrutar de ella, porque es breve. Pero, ¿la disfrutan las personas que están en coma inducido en los hospitales, con un respirador conectado?, ¿la disfrutan sus familiares esperando cada día y cada hora que le llamen del hospital con alguna noticia de su familiar?, ¿disfrutan los médicos y enfermeras que les tienen que atender en estos días?, ¿disfrutan de ella los enfermos de cáncer o de otras cosas que viven asustados y sin salir de sus casas? PARA ELLOS TAMBIÉN ES NAVIDAD.

Pero a nosotros que nos importa todo esto, nosotros queremos fiesta, saltar, bailar y cantar, somos jóvenes o no tan jóvenes, pero estamos sanos y fuertes, sin enfermedad, ¿por qué vamos a renunciar a nuestra Navidad? La necesitamos y no sentimos vergüenza en decirlo, somos fuertes, el problema es de los enfermos, de los viejos, de los débiles, SOMOS EL FUTURO, ELLOS SON EL PASADO. Eso es verdad el futuro no es de los enfermos y ancianos, pero que futuro es el que viene, yo no diría futuro sino presente, un presente de personas egoístas que solo piensan en ellos y nadie más, capaces de sacrificar a sus padres, a su familia, a sus vecinos y a quien se le ponga por delante, incapaces de hacer un mínimo sacrificio por alguien (Paso de la mascarilla, paso de guardar distancia, paso de no tener fiesta, paso, paso…).
Y este tipo de comportamiento yo no diría que minoritario, sino mayoritario hoy en día, ¿a qué nos recuerda? Pensemos un poco, ¿al fascismo? Los débiles, minusválidos, judíos y cualquier otro que no sea de nuestro grupo ha de ser eliminado, son un estorbo para el futuro, el futuro como antes he dicho es de los fuertes, de los jóvenes, no de enfermos ni de viejos. Este es el futuro o presente que ya tenemos, el futuro de una sociedad que tiene lo que nunca tuvo ninguna otra, ordenadores, internet, coches, autopistas, enseñanza gratuita, grandes universidades, grandes hospitales.

Un nivel de vida que nuestros abuelos no podían ni soñar, un presente por el que nuestros padres sacrificaron todo para que sus hijos, nuestros hijos disfrutaran de la Navidad, pero no la Navidad de antes, donde lo que importaba de verdad era estar todos juntos y poder comer algo fuera de lo normal, un poquito de jamón o de queso, pero poco más. Pero amigo esa era la Navidad del pasado, la Navidad de los viejos, de los enfermos, de los débiles, esa no es nuestra Navidad, nuestra Navidad es la de grandes comilonas, donde no falte ni gloria, buen vino, buen queso, cigalas, trajes de gala, cantar bailar sin límite, el límite es de débiles.

Que futuro tan triste, que personas tan pobres, que personas tan vacías, pero siempre hay un pero, estas personas fuertes, jóvenes sanas sin problemas, sin duda se harán viejas, sin duda enfermaran, sin duda vendrán otros jóvenes que les pasaran por encima, pero en la sociedad que están construyendo ahora, todo va a ser peor, los hospitales, las escuelas, las pensiones, los sueldos; incluso la Navidad será peor, porque cada vez se consume más, se piensa más en la fiesta y menos en la familia y entonces aún se querrá menos a los viejos que entonces serán los jóvenes de ahora.

Esta Navidad la del innombrable 2020, acordémonos de los que han perdido su vida en estos tiempos tan difíciles, viejos y débiles, como todos seremos más pronto que tarde y si tenemos algo de humanidad hagamos lo posible para que no la pierdan muchos más. Sí, hagamos un pequeño sacrificio por los demás porque ese es el verdadero sentido de la Navidad.