Semana Santa

ANÓNIMO    ||   Montejaque   |   EL HACHO 40

La Semana Santa de Montejaque, la Semana Santa de Ronda, la Semana Santa de Málaga, la de Andalucía, de España y del Mundo entero no se pueden celebrar porque un desconocido de nombre Covid y apellido indeseable ha entrado en nuestro mundo para decirnos que algo no estamos haciendo bien.

Hay años que se suspende porque llueve toda la semana, otros solo unos días, el pasado se procesionó dentro de la Iglesia, pero este año no ha hecho falta mirar al cielo para ver si llueve. No ha hecho falta, siquiera, mirar al cielo para algo.
Este año la Plaza se escucha callada, no se oye la banda, ni a Benito sonar la campanilla para mandar arremangarse y levantar la Virgen, tampoco se oyen murmullos, la iglesia está cerrada.
El aire no aroma incienso, huele a lejía y los bares no saben a vino y tapas de bacalao, no hay bares.
Esta semana no tiene el color morado de la Cuaresma, ni los dorados de las llamas de las velas; los blancos de los porteadores de la Virgen y los negros del Cristo tampoco están este año. Las calles deben estar desiertas, ahora no se puede salir. El encapotado cielo oscurece más la noche que solo deja ver algún reflejo del alumbrado, ¡qué triste!
Estas noches así no hacen ganas ni de leer, la televisión sigue dando noticias, todas malas: enfermos, muertos, colapso, confinamiento, crisis… Las guerras corrientes ya no venden, esta es la “guerra” de todos contra el enemigo invisible. Millón y medio de contagiados y decenas de miles de muertos, hasta el Papa Francisco se ha quedado solo en su cruzada contra el mal. Estas noches suenan, huelen y saben a miedo.
Esta es la Semana Santa más atípica, la Semana Santa más triste pero es la Semana Santa más necesaria.

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